Maite Fernández: “la vida consagrada como opción de vida”

Mañana sabado 12 de Febrero en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de nuestra ciudad profesara sus votos de obediencia, castidad y pobreza.

Locales11/02/2022Clodomira.arClodomira.ar
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Luego de un camino intenso de preparación y acompañada por la Congregación de Hnas. de Santa Dorotea de Cemmo, de la que formara parte, Maite Fernández, profesara sus votos de obediencia, castidad y pobreza. Este es el primer paso de la Consagración, ya que más adelante y luego de otro periodo aproximado de cinco años hará la profesión perpetua.  

El hecho significativo es que la ceremonia se realizara en "su parroquia" donde Maite desde muy niña se involucró con las cosas de Dios, donde tuvo sus primeras vivencias que la fueron enamorando de Cristo. El pasado sábado desde Córdoba donde participo de una Asamblea junto a las Hnas. nos contó que estos días son de mucha alegría y preparación, en un camino que comenzó hace muchos años con sus experiencias en nuestra parroquia, a los 8 años recuerda el inicio de su camino con la catequesis, fue monaguilla, misionera, catequista, acompañada siempre por el sacerdote Padre Ángelo Introzzi y la recordada Suad Juri en el grupo Cristo Joven. De adolescente Maite tuvo la experiencia del retiro de Estación, participo en distintas misiones con jóvenes de la parroquia siempre con el objetivo claro del "servicio". Así conoció a las Hermanas Doroteas, se sintió atraída por el carisma especial de acompañamiento a los jóvenes, y fundamentalmente el compromiso con la educación.

Ingreso al aspirantado y postulantado en Córdoba en el año 2017 iniciando formalmente su preparación religiosa, le llevo tres años, y luego el noviciado lo comenzó en 2020, este consta de dos años, el primero es el "año canónico" de interiorización, profundización, autoconocimiento, la novicia no tiene trabajo apostólico no sale al exterior, solo permanece adentro de la comunidad religiosa. El segundo año, se denomina "año apostólico" donde se realiza tarea comunitaria y apostólica y en su caso la desarrollo en dos colegios de Santiago. 

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Su camino no hubiera sido posible sin el acompañamiento de su Familia, para quienes también fue un proceso, la aceptación y la maduración en la fe, fue un periodo que lo transitaron juntos madre, padre y hermanos, de quienes destaco que siempre apoyaron lo que la haga sentir verdaderamente feliz.

Maite nos contó que el llamado fue madurando con el tiempo, con las experiencias en el camino religioso, pero también la vocación maduró y fue forjándose con las experiencias de vida. El deseo de entregar su vida al Señor es una experiencia de amor, de entrega particular que cualquier persona o cualquier joven puede sentir.  “Yo no soy especial” solo me deje interpelar, me deje conmover y amar por el señor, esto me ayudo a saber todo lo que podemos dar al otro y compartir la vida con los demás, expresó Maite. 

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